El corazón herido derrama una lágrima negra
mientras sigue su camino lastima su alma y su cuerpo,
su mirada perdida se ahoga en el lago que está
al final del camino, lleno de piedras sangrantes
que lo único que quieren es pisarme y oprimirme
desde el estúpido atisbo de antes.
Nada que quera hacerte, sólo un deseo quiero que me obsequies, triste paloma:
tu llanto para calmar mi alma
y así saber que aún sigo vivo
que existes en el aire clamando mi nombre
no quiero vivir pero sigo pasmado en la tierra.
Sálvame de este tormento y acábame de una vez
pues hoja por hoja van desapareciendo mis anhelos
no tengo esperanza alguna
mi cuerpo ha quedado inerte,
sin vida, ausente y frío en la penumbra
parece que intenta reaccionar, pero pies y manos no lo hacen.
Todo mi ser es como una inútil botella vacía,
sin nada que ofrecer, ni nada que hacer.